En el acto central se descubrió una escultura de madera que lleva el nombre de Esther Ballestrino, que fue detenida y desaparecida en 1977 junto a otras fundadoras de Madres de Plaza de Mayo como Azucena Villaflor y María Ponce por un comando de tareas al mando de Alfredo Astiz.
Estuvo presente la hija de Esther, Mabel Careaga, quien ofreció un discurso con sentimientos a flor de piel y un repaso histórico donde describió el horror de la dictadura en primera persona, la vuelta de la democracia, las presiones militares y luchas de organismos de Derechos Humanos que llevaron al fin a recuperar los restos de su madre, que estaban enterrados como NN en el cementerio de General Lavalle, en años que aparecían en las costas de estas localidades los cuerpos tirados desde los aviones en los llamados Vuelos de la Muerte.
«Para mí es fuerte y doloroso venir a estas playas, pero cada vez que vengo siento que tengo a mi mamá más cerca, nosotros tirábamos flores al río antes de la investigación de estudiantes universitarios que nos permitieron encontrar e identificar los restos de mi madre. Siempre voy a estar profundamente agradecida a todo el pueblo de Santa Teresita», dijo conmovida Mabel.