Cada 5 de mayo se conmemora en todo el mundo el Día Internacional del Celíaco, por decisión de un congreso de profesionales realizado en Inglaterra, en el cual se estableció dedicar un día específico para la concientización y difusión de la celíaquía.
El objetivo de la conmemoración es generar conciencia en la población, y realizar acciones para mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. El 90 por ciento de las personas celíacas desconocen que lo son, por lo que es muy importante hacerse los estudios para detectar la celiaquía y estar atento a los síntomas.
El celíaco no es un enfermo, sino una persona con una condición determinada. Con una dieta correcta, segura y permanente, el celíaco puede alcanzar los niveles nutricionales que había perdido y lograr con ello su total desarrollo físico y neurológico.
¿QUÉ ES LA CELIAQUÍA?
La celiaquía es la intolerancia permanente al gluten, conjunto de proteínas presentes en el trigo, avena, cebada y centeno (TACC) y productos derivados de estos cuatro cereales. Pueden padecerla tanto niños como adultos. Actualmente, la incidencia es mayor en mujeres, que en varones.
Las proteínas se clasifican en dos grupos, prolaminas y gluteninas. Las prolaminas reciben distintos nombres según el cereal de origen:
Trigo = gliadina
Avena = avenina
Cebada = hordeína
Centeno = secalina
¿CÓMO SE MANIFIESTA?
Si el 90 por ciento de las personas celíacas desconocen que lo son, ¿entonces cómo saber? Se manifiesta a través de una gran cantidad de síntomas y signos, que vamos a intentar dividir según la edad. Veamos distintas opciones:
En niños: suele presentarse “diarrea crónica”, retraso del crecimiento, escasa estatura, vómitos reiterados, marcada distensión abdominal, falta de masa muscular, pérdida de peso, cabello y piel secos, descalcificación, inapetencia, mal carácter o irritabilidad, alteraciones en el esmalte dental, dislexia, autismo, hiperactividad, etc.
En adolescentes: dolor abdominal, falta de ánimo, rechazo a la actividad deportiva, retraso en el ciclo menstrual y frecuentemente baja talla comparativa con los hermanos o llamativamente menor en función de lo esperado por la altura de sus padres, retraso puberal, estreñimiento, aftas recurrentes, anemia ferropénica, cefaleas, etc.
En adultos: osteoporosis, fracturas, artritis, diarreas, estreñimiento, desnutrición, abortos espontáneos, hijos recién nacidos con bajo peso, impotencia, infertilidad, pérdida de peso, anemia ferropénica, caída del cabello, colon irritable, menopausia precoz, astenia, depresión, epilepsia, neuropatías periféricas o cáncer digestivo.