Resulta muy importante el consumo de líquido a lo largo de todo el día, incluso aunque no se tenga la sensación de sed propiamente dicha. Es preferible la hidratación con agua fresca y no ingerir infusiones calientes, bebidas alcohólicas ni muy azucaradas.
La exposición al sol debe ser también cuidadosa. Así, se aconseja que tanto los niños como los adultos mayores eviten permanecer al sol, específicamente en la franja de las 10.00 hasta las 16.00. Asimismo, se recomienda alimentarse con frutas y verduras, y vestir ropa clara y fresca.
En el caso de los bebés menores de seis meses de edad, se recomienda que la mamá le dé el pecho con mayor frecuencia que la habitual. En cuanto a los niños mayores de seis años, es conveniente ofrecerles líquidos en forma constante para evitar la deshidratación.
EL GOLPE DE CALOR
El golpe de calor es producto de la pérdida de agua y sales esenciales que el cuerpo humano necesita para el buen funcionamiento. Fiebre, sed intensa, sensación de calor sofocante, piel seca, dolor de estómago, falta de apetito y náuseas, dolor de cabeza, mareos e incluso desmayo, pueden ser algunos de sus síntomas. Particularmente en los bebés, también se puede observar la piel irritada por la transpiración en el cuello, pecho, axilas, pliegues del codo y en la zona del pañal, irritabilidad y llanto.
Si bien cualquier persona puede sufrir un golpe de calor, los más vulnerables son los bebés; los niños pequeños; los mayores de 65 años de edad y quienes padecen enfermedades crónicas, respiratorias o cardíacas; hipertensión arterial; obesidad y diabetes.
RECOMENDACIONES
-Reducir la exposición a altas temperaturas: usar gorros y en lo posible no exponerse al sol, usar poca ropa, liviana y clara. Usar pantalla solar.
-Asegurar una buena hidratación, sobre todo en bebés, niños, embarazadas, ancianos y deportistas.
-Implementar medidas para reducir la temperatura corporal: enfriar los ambientes, bañarse con agua fresca con frecuencia.
-No realizar actividades físicas intensas en horarios de sol intenso y con altas temperaturas.
-Aumentar los controles de presión arterial en ancianos y en quienes estén recibiendo tratamiento con antihipertensivos o diuréticos.
-Prestar atención a signos de deshidratación: bebé con llanto excesivo, disminución de la cantidad de orina, somnolencia, rechazo de los alimentos, hundimiento de los ojos, lengua seca.
-Golpe de calor: fiebre, somnolencia o excitación, presión baja, signos de deshidratación.
-Ofrecer bebidas con frecuencia a bebés y ancianos porque ellos no pueden expresarse fácilmente cuando tienen sed.