Se celebra hoy en la Argentina el Día de la Soberanía Nacional, en conmemoración de la Batalla de la Vuelta de Obligado, ocurrida el 20 de noviembre de 1845 en un recodo del río Paraná, al norte de la provincia de Buenos Aires cercano a San Pedro.
Hacia 1845, tanto Francia como Inglaterra desconocían a Juan Manuel de Rosas como encargado de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina. Además, estaban interesados en navegar con libertad por el Río de la Plata y sus afluentes, con fines comerciales y para establecer vínculos con provincias opositoras a la figura del Restaurador, como era el caso de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes.
Por su parte, la Confederación Argentina se encontraba ante la necesidad de hacer valer su derecho de reglamentar la navegación por sus ríos. En el marco de la Guerra Grande, Lucio Norberto Mansilla ―padre del escritor Lucio Víctor Mansilla― fue nombrado por Rosas comandante de las fuerzas porteñas y tuvo la responsabilidad de organizar la resistencia ante las invasiones extranjeras.
En aquella jornada, los soldados de la Confederación Argentina enfrentaron con coraje y determinación a las tropas anglo francesas, entonces las más poderosas del mundo, que buscaban intervenir y colonizar territorios nacionales.
Para frenar el avance enemigo, las fuerzas nacionales tendieron gruesas cadenas de orilla a orilla, sostenidas por barcazas, con el objetivo de bloquear el paso por el río Paraná. Esta estrategia permitió dificultar el progreso de la flota invasora y provocarle importantes bajas mientras intentaban cortar las cadenas.
El enfrentamiento fue sumamente desigual. La flota anglo francesa contaba con 22 barcos de guerra y 92 buques mercantes, con 418 cañones y 880 soldados. La argentina tenía tan solo seis barcos mercantes, un bergantín y 60 cañones de escaso calibre.
La lucha duró varias horas y finalmente la flota anglo francesa logró cortar las cadenas y continuaron viaje hacia el norte. Las pérdidas fueron considerables: se contabilizaron más de 400 muertos y otros tantos de heridos para las fuerzas nacionales. Para ingleses y franceses, la cantidad de fallecidos fue de alrededor de 40, y la de heridos, aproximadamente 150.
A pesar de esto, el resultado fue una victoria estratégica de la Confederación Argentina. Francia e Inglaterra reconocieron la soberanía nacional sobre los ríos en los años siguientes, y hacia 1850 las relaciones entre los tres países ya estaban normalizadas.
Más de 100 años más tarde, en 1974, el historiador José María Rosa propuso conmemorar la batalla de la Vuelta de Obligado como un acontecimiento emblemático en materia de soberanía argentina. Esta idea fue aprobada por el Congreso de la Nación y promulgada por la presidente María Estela Martínez de Perón en el mismo año. En 2010, Cristina Fernández de Kirchner convirtió esta fecha en feriado nacional.
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