El sonido característico del trencito se mezcla con la brisa de la tarde en San Clemente. Alejandro Martínez, su conductor y alma detrás de esta tradición, celebra 21 años de paseos llenos de risas, música y recuerdos para turistas y locales.
«Fueron años de esfuerzo», confiesa Alejandro mientras ajusta detalles antes de iniciar el recorrido. » La gente se fue acostumbrando, y ahora vienen a la Plaza Sarmiento, sacan el boletito y se ponen en fila. Arrancamos a las 7 de la tarde y seguimos hasta la 1 de la mañana».
Con una capacidad para 43 pasajeros, con 8 u 9 viajes diarios, el trencito recorre la Costanera hasta el Camping de Laca, pasando por la Plaza Pereira, la Calle 13, otra vez toma la Costanera, retoma la calle 4, hasta Avenida San Martín, a Plaza Sarmiento. Este paseo no es solo un recorrido, es una experiencia. «Aunque parezca mentira, los que más disfrutan son los grandes. Los chicos vienen, pero los mayores se divierten como niños», comenta Alejandro entre risas.
Los personajes que acompañan el viaje también son un atractivo. Desde la Pantera Rosa y los Pitufos en sus inicios, hasta Mickey, Mario Bros, y otros favoritos actuales, como Furia y las princesas, el trencito ha sabido adaptarse a los tiempos, manteniendo siempre la esencia de la diversión.
Pero Alejandro no solo lleva alegría a San Clemente durante la temporada alta. Cuando marzo llega, emprende rumbo a Termas de Río Hondo, donde el trencito sigue su recorrido, conectando generaciones de turistas. “Es increíble cuando me encuentro con gente que paseó en el tren en verano acá y luego me reconocen allá. El trencito lleva a San Clemente en cada uno de sus viajes”.
La temporada 2025 también trajo sorpresas. «Diciembre fue flojo, pero después del primero de enero no paramos. Hay gente todos los días, mucho más estable que otros años».
Más allá del negocio, Alejandro tiene un corazón solidario. Ofrece viajes gratuitos a instituciones y grupos que lo necesiten. “Siempre trato de coordinar un horario en el que no esté trabajando para poder regalarles la experiencia. Es mi forma de devolver un poco de todo lo que este tren me ha dado”.
El Trencito de la Costa no es solo un medio de transporte; es un emblema de San Clemente, un recuerdo que queda grabado en los corazones de quienes tienen la suerte de subir a bordo.
Así, Martínez sigue encendiendo motores, llevando alegría en cada viaje y demostrando que la magia sobre ruedas no tiene límite de edad ni fronteras.